Hace más de un mes que se concretó la compra de la empresa STRE por el Holding Partners Connect, y la plantilla comienza a dudar del futuro de la empresa.
Recordemos que STRE se encontraba en concurso de acreedores y que el grupo empresarial liderado por Juan Melgarejo, se interesó por la misma con el fin de obtener sinergias con su otra empresa sita en el mismo parque tecnológico, IFS.
Sin embargo, la plantilla ha visto como la anunciada carga de trabajo prometida hace un año cuando el empresario arrendó la planta, no se ha traducido en realidad.
La viabilidad del proyecto pasaba por despedir al 70% de la plantilla, ajustes salariales a los empleados que continuasen, pero también el pago de las deudas pendientes con todos ellos y nada de eso se ha producido, muestra de la falta de compromiso de Holding Partners Connect.
Ni carga de trabajo, ni inversiones, ni pago de deudas, incitan a los trabajadores a pensar que el futuro de esta se aboca al desastre, y que la puesta en escena, era solamente eso; una puesta en escena.
La nave propiedad de STRE, que ostentaba previamente AUTOTEX Airbag ha sido vendida a Normalux, así como la mayoría de las líneas de producción y bienes de equipo.
Para nosotros, para la representación de los trabajadores, «la empresa se ha descapitalizado pero los trabajadores no han visto ningún ingreso económico derivado de esas actuaciones”
Falta documentación por presentar ante Hacienda y además de sufrir todo el proceso, llega el día donde se nos reclaman tributos que otros debieron pagar y que por mero papeleo que no se ha tramitado recaerá sobre los trabajadores.
Así mismo, hace escasas semanas, se presentaba un proyecto para crear 65 empleos en la nave que ahora ha sido vendida, con presencia de miembros del Gobierno del Principado de Asturias, y nadie da explicaciones de la misteriosa desaparición de esa iniciativa.
El descontento con la nueva dirección, con los mediadores en el proceso de compra venta, la administración concursal Lener, con las instituciones públicas que parecen olvidarse del futuro de la factoría abocan a los empleados a una situación de total desánimo. «Parece ser que las palabras se han quedado en eso, palabras».