INTERVENCIÓN HOMENAJE A MANUEL LLANEZA 2021.

Estamos viviendo un periodo muy difícil, y mi primera mención es para las victimas de la pandemia que nos asola, para sus familiares y amigos. Al mismo tiempo, quiero dejar constancia del agradecimiento al conjunto de trabajadores que han estado, y están, ayudando a nuestra sociedad a superarla, destacando principal y especialmente a todas y cada una de las personas que desarrollan su labor en el sector socio-sanitario.

Esta pandemia, que marca un antes y un después en todos los órdenes de nuestras vidas, debe ayudarnos a ver con claridad las oportunidades que se presentan y, sobre todo, reforzar y cuidar nuestro estado de Bienestar, ese que muchos se empeñan en desmantelar, y que se ha tornado en más necesario que nunca defender.

Siempre señalamos que la labor de Manuel Llaneza es ingente, en un tiempo en que la vida de Llaneza y su familia, como la de todos los mineros de su generación, estuvo llena de grandes dificultades: explotación laboral, persecución sindical, penurias económicas, enfermedades.

Una infancia casi sin escuela, minero a los 11 años, despidos, persecución, cárcel, un pueblo en situación precaria, empobrecido, habitando viviendas insalubres, antihigiénicas, y sobre esa población, en la primavera de 1918, llego la epidemia gripal.

En 1918, sin duda la ciencia no estaba preparada para lo que estaba sucediendo. No había métodos para identificar la enfermedad ni tratar de buscar un remedio en forma de fármaco. Al desconocimiento de la enfermedad, se sumaba la falta de infraestructura sanitaria en la época, con unos recursos sanitarios mínimos.

Las pandemias, las enfermedades, siempre han sido más devastadoras en aquellas sociedades que no apuestan por la ciencia, que no invierten recursos sanitarios, que no apuestan por una sanidad pública universal y de calidad para todos los ciudadanos, pero sobre todo constata contundentemente que lo son aún más, cuando impactan en sociedades articuladas bajo principios liberales de desigualdad social, tan añorados nostálgicamente por la derecha conservadora.

Si compañeros, vivimos tiempos difíciles, pero, afortunadamente, gracias al trabajo sindical y político de los socialistas que nos precedieron, a su lucha constante por mejorar nuestras condiciones sociales y laborales, nuestro mundo es hoy muy diferente.

Vivimos tiempos complejos y difíciles, pero a la vez, de cambio y transformación, de necesidad de adaptación para todos, y en todos los campos, donde debemos apoyarnos en un proceso de vacunación, ejemplar en Asturias, que debe ser nuestra luz al final del túnel

Tiempos complejos y difíciles donde seguimos conviviendo con las problemáticas, inexplicables a todas luces, como el reparo de muchas empresas a la implantación del SMI, convenios colectivos tan alejados de la realidad que incluso impide que puedan ser registrados, o el abuso de la subcontratación para bordear derechos y evitar la consolidación de empleo estable y de calidad.

Sobre este último aspecto, quería señalar que sigue en pie el ofrecimiento que venimos haciendo, a la Ministra de Trabajo, en su iniciativa de legislar para que las empresas no puedan subcontratar su actividad principal.  Un camino difícil, pero en el que el gobierno no puede perder más tiempo y comenzar a dar ejemplo con actuaciones en empresas públicas.

Vivimos tiempos complejos y difíciles donde no debemos permitir que el trabajo siga costando vidas, donde aún no hay igual retribución a igual trabajo, donde los planes de igualdad todavía no responden a principios de igualdad efectiva, pendientes de desarrollar la normativa de trabajo a distancia, para resolver cuestiones fundamentales como pueden ser el tratamiento fiscal y de Seguridad Social aplicable a las retribuciones en especie, y no porque ahora esté de plena actualidad, sino porque es absolutamente necesario para los trabajadores, incluir estos temas en la negociación colectiva.

Nuevas problemáticas que conviven con la necesidad de recuperación de los derechos perdidos por una reforma laboral de efectos devastadores sobre el empleo, y la negociación colectiva, esperando por las reformas comprometidas por el Gobierno y que se ponga en marcha, una agenda de reformas sociales para garantizar una reconstrucción de país justa y que verdaderamente no deje a nadie atrás.

Problemáticas que siempre han formado parte del quehacer sindical, por así decirlo, pero me gustaría detenerme en una deriva peligrosa que estamos sufriendo los trabajadores.

Decía Manuel Llaneza en el Minero de la Hulla de diciembre de 1915, lo siguiente:

“…no debemos, ni podemos, apartar en un instante nuestra vista de la finalidad que nuestros ideales determinan, que no es otra más que la transformación de un régimen de injusticias y privilegios irritantes que, para subsistir, necesita que la mayoría de los hombres vivan en la miseria y el dolor, por otro más justo y más humano…..”

Salvo alguna excepción, no veía Llaneza que los patronos tuvieran intención de eliminar, esta situación, al contrario, proseguía:

“Personal directivo,.. negligente e incapaz, desconocedor del cumplimiento del deber, si puede, es inmoral, falto de instrucción y cultura.  No aconseja, ordena; no persuade, amenaza; y el respeto de que se rodea no es el que procede de la cualidades de tacto, de iniciativa y de cultura que posea, sino el de la fuerza….Y no es culpable el individuo que estos cargos desempeña, sino los patronos, que para elegirlos no les exigen más que estas dos condiciones: ser adaptados y traer buena recomendación”

Esta lectura, hoy, ciento seis años después, es plenamente vigente.

Hoy tenemos empresas, directivos, que no tienen otro lenguaje más que el de la fuerza y la represión del trabajador que aspira a mejorar el entorno laboral, las condiciones de trabajo, y, en definitiva, su propia empresa y entorno social.

Hoy, 2021, se despide a trabajadores por promover elecciones sindicales. Se amedrenta a trabajadores si plantean cualquier tipo de petición colectiva frente a la empresa, se abusa de expedientes disciplinarios o sancionadores para ponerlos en evidencia frente a sus compañeros, haciéndoles merma de sus salarios o emolumentos, suspendiéndoles por días de empleo y sueldo.

Hoy, las palabras de Llaneza, lamentablemente siguen plenamente vigentes. Y así, hoy como ayer, que nadie dude, esos directivos o empresas, de que el SOMA-FITAG-UGT usaremos todos los medios a nuestra disposición, para luchar contra ese régimen de injusticias y privilegios, en pos de un orden más justo y humano.

Invitamos a todo ese sector empresarial a que comparta este ideal de un orden más justo y humano.

Compañeras, Compañeros, pese a todo, pese a todos, desde el SOMA-FITAG-UGT seguiremos revindicando políticas comprometidas con el progreso, la justicia social y la distribución de la riqueza, que tendrán su máximo exponente con los fondos de transición europeos que, sin lugar a dudas, son el futuro industrial de Asturias.

En un momento en que parece que los fondos europeos servirán para todos y para todo, en un momento que hay colectivos mas preocupados por saber, por la crítica vacía, que por aportar proyectos, quiero decir que es el momento de incidir y poner en valor el diálogo social como fortaleza de Asturias.

El gran objetivo debe ser aprovechar los fondos europeos que están por venir, para lo que debemos alejarnos de complejos políticos, competir con proyectos pioneros, porque hoy no es el pez grande el que se come al pez pequeño, hoy es el pez rápido quien se come al lento.

Las Comarcas Mineras, por su reciente desarrollo económico, se han visto inmersas en un tricultivo interrelacionado: carbón, siderurgia, energía, y es aquí donde debemos actuar con arrojo, lo que denomino disrupción realista.  Hay que romper con determinados esquemas, determinadas recetas universales que se han confirmado ineficaces, obsoletas, contraproducentes, y actuar con decisión creativa y desde el rigor.

Acertemos en los proyectos, no desaprovechemos ni un euro, porque siendo así, darán aún más de sí.  Cooperemos, no compitamos absurdamente entre nosotros; compitamos con proyectos como equipo región, sin que nos marquen el paso visiones grandilocuentes que no buscan más que enredar y que perdamos de vista nuestro objetivo final.

Asturias dispone de una economía diversificada y competitiva, con empresas punteras en todos los sectores, con una aportación al PIB regional equilibrada, y con un componente territorial diferencial e importantísimo.

En nuestro sindicato, históricamente, siempre nos ha preocupado la despoblación y el envejecimiento, que va íntimamente ligadas.  La primera depende, en buena medida, de una política de estructura territorial equilibrada, que ya en el Gobierno de Pedro de Silva se puso encima de la mesa, pero que, por diferentes motivos, no se ha conseguido mantener en el tiempo, con lo que tenemos el 80% de la población concentrada en el 25% del territorio, lo que resulta anomalía que hay que atajar.

Debemos hacer verdaderamente atractivas las alas de la región, con nuevos modelos de negocio viables potenciar las virtudes y mantener al margen la diatriba partidista, digámoslo así, abordándolo como una cuestión de interés regional, consensuada, y de medio y largo plazo, pero iniciándolo desde ya.  Tanto en estos territorios como en el suroccidente debemos aumentar y priorizar su dotación de infraestructuras para equilibrar la oferta con el resto de la comunidad, dado que habrá fondos y no podemos permitir una Asturias de dos velocidades.

Decía que somos la región más envejecida del país, por lo que hay que dar una respuesta social a esa realidad, donde se abre un campo de actividad de elevado crecimiento y valor añadido, que no podemos fiar exclusivamente al sector privado y, donde la presencia pública como elemento regulador es imprescindible.

En las Comarcas Mineras centrales disponemos ya de ese tejido, que hay que optimizar. Hay que definir lo que podíamos llamar polos sociosanitarios que, coordinados, ofrezcan unas prestaciones con demanda creciente, como pueden ser servicios auxiliares de lavandería, comedor o esterilización para centros hospitalarios o geriátricos, aprovechando el suelo industrial disponible, e infraestructuras como el CREDINE, instalación ejemplar en esta pandemia, el Sanatorio Adaro, e incluso las buenas comunicaciones con las áreas sanitarias más importantes de la región.

Compañeras y Compañeros, nuestras reivindicaciones territoriales siempre van acompañadas de las luchas sectoriales, donde quería volver a destacar que no renunciamos a un Pacto de Estado por la Energía, alejado del cortoplacismo, moderno, riguroso, flexible; con seguridad jurídica, y que dote de estabilidad al sector.

El despegue definitivo de las energías renovables, su eficacia y su eficiencia dependen del desarrollo paralelo del almacenamiento energético.  Este desarrollo conlleva, inequívocamente, grandes posibilidades en la innovación y fabricación industrial de componentes y bienes de equipo relacionados con la industria renovable, por lo que debemos proteger a estas industrias mediante un mecanismo de ajuste en frontera que asegure la competitividad de nuestro tejido industrial evitando distorsiones en el precio de las importaciones en la Unión Europea, en un momento que podemos cifrar en cerca del 250% los márgenes de dumping para algunos fabricantes solares chinos, que expulsó a cientos de fabricantes de paneles solares europeos del mercado

Un Pacto de Estado por la Energía que debería permitir, de una vez por todas, la puesta en marcha de la regasificadora de El Musel, infraestructura indispensable para el desarrollo de Asturias.

Cada momento, tiene su afán, y en la actualidad, con el cierre de las centrales térmicas, las empresas energéticas deben elaborar un plan de acompañamiento con propuestas y proyectos atractivos, realistas, de valor añadido, que aseguren el empleo, y la actividad económica de las zonas geográficas donde están instaladas. Tienen un deber económico con ellas, pero más aún, moral, porque han sido su sustento durante más de medio siglo.

Exigimos proyectos rigurosos, de futuro, para estos espacios territoriales, y que deben financiarse con las abrumadoras cifras que las empresas energéticas implicadas dicen van a invertir. Háganlo, pero háganlo en Asturias, háganlo donde cierran instalaciones y destruyen empleo.

Y apóyense en la colaboración público-privada; instrumento de gestión esencial, pero, lamentablemente muy poco utilizado.  No es sólo una cuestión económica, que también, sino moral y de solidaridad.

Un Pacto de Estado por la Energía que traslade nuestra voz en Europa de una forma solvente.  No podemos permitir que la política energética europea lance señales equívocas, mirando para otro lado cuando Alemania abre centrales térmicas de carbón, o con la permisividad en los incumplimientos de plazos y objetivos de las políticas energéticas de la UE, como en el caso de Polonia.

Si la transición energética es una agenda global para las economías industrializadas, si va a ser un potente motor para el desarrollo económico y la creación de empleo, y el cambio afectará a casi 1.500 millones de trabajadores en todo el mundo, las señales deben ser claras y debe regirse por las mismas reglas del juego para todos, porque si no, ¿de qué sirve a España haber hecho los deberes y cumplir las exigencias mejor que nadie? Si ese cumplimiento no se traduce en discriminación positiva, para nuestros trabajadores, para nuestros territorios y sus habitantes, no estaremos actuando con justicia social, que es un factor clave en el proceso de construcción de la Unión Europea.

En este ámbito energético, no olvidamos del papel que debe jugar HUNOSA, focalizando su transversalidad como elemento económico dinamizador, y generador de empleo mediante la desaparecida, hasta este momento, diversificación.

HUNOSA debe transformarse en una empresa pública energética y medioambiental, para atender e impulsar los sectores estratégicos industriales y apoyándose en el proyecto transformador de la C.T. de La Pereda.

Un proyecto trasformador recogido en el Plan de Empresa 2019-2027, donde nos emplazamos a desarrollar las actuaciones necesarias para mantener su eficiencia y rentabilidad más allá de 31 de diciembre de 2021, con el cambio en la composición de su mezcla combustible, hacia combustibles no fósiles.

No debemos desaprovechar la oportunidad de convertirla en una instalación alto valor añadido de biomasa autóctona, una de las líneas prioritarias de la Unión Europea, complementándola con la creación de un biopolo forestal, que daría cabida a todos los productores locales que ya han mostrado su interés.

En estos tiempos complejos y difíciles, pero a la vez de cambio y transformación, de necesidad de adaptación para todos y, desgraciadamente, de pura supervivencia para muchos, no nos olvidamos de instituciones hermanas donde conectamos con los valores estratégicos que un día permitieron la fundación de este Sindicato de Mineros, y que han forjado nuestra Historia, nuestro carácter y nuestra idiosincrasia, como el FUNDOMA o el Montepío, donde somos Socios Protectores

Hoy, la Fundación Docente de Mineros Asturianos, está intentado adaptarse a una nueva realidad, respetando el espíritu de justicia social y solidaridad de sus primeros impulsores, en un ámbito de convivencia e integración, y del que no debemos olvidarnos en unos momentos en los que la pandemia nos ha puesto frente a nuestra cruda realidad.

También, en medio de este ciclón se encuentra hoy una entidad emblemática para la familia minera asturiana, el Montepío, que, por una parte, está viendo como la crisis sanitaria golpea a uno de sus segmentos de servicio más importantes, las personas mayores y vulnerables, y por otro anula totalmente una de sus vías significativas de ingresos, el del turismo social y de salud y bienestar que venía prestando a este colectivo, con el Balneario de Ledesma, como un paradigma fiel de lo que está ocurriendo tras esta pandemia, donde empresas que han funcionado toda la vida en condiciones de viabilidad y rentabilidad, después de décadas de actividad, de esfuerzos por modernizarse, siendo motor para la comarca rural donde se asientan, encuentran su presente y futuro seriamente comprometido.

Ante esta situación, no podemos ni vamos a estar callados dejando que esta sacudida se lleve por delante a un pilar fundamental de nuestro legado, patrimonio forjado durante décadas por las aportaciones de miles de trabajadores y trabajadoras del carbón, que han dado forma a una Mutualidad minera, de la que nunca podemos olvidar que ha prestado en momentos de gran necesidad, coberturas solidarias a infinidad de familias. y que aún a día de hoy presta

No puedo dejar pasar esta cita con nuestra historia y raíces que supone el Homenaje anual a Manuel Llaneza, para solicitar a los Gobiernos con competencias en los campos afectados, ayudas directas que permita a entidades como el Montepío remontar y sobrevivir a esta coyuntura, objetivamente causada por elementos ajenos a su viabilidad, y que hoy ponen contra las cuerdas todo su patrimonio y unos 300 empleos directos de una empresa de economía social que forma parte de ese tejido que da precisamente respuestas de salud y bienestar a amplias capas que precisan estímulos y protección en España.

Por si alguno no se acuerda, el Montepío prestó en 2019, último año previo a la crisis, servicios sociales y turísticos a más de 25.000 personas, más de 160 en atención directa a mayores, y más de 2.000 con algún tipo de ayuda o beca cuantificable. Y lo venía haciendo desde 2015, sin pérdidas en su balance y dando vuelta a una situación compleja, especialmente en la residencia de Felechosa, qué tras años de pérdidas, con un riguroso plan de modernización, logró situarla en condiciones de viabilidad, y como vemos, de competencia, con una impecable gestión de protección de su comunidad de mayores, frente al COVID.

Por todas estas razones, y por muchas otras, es por la que solicito esa ayuda directa para el Montepío, como también solicito el respaldo de todas aquellas personas de esa gran familia que es o se siente minera, especialmente aquella vinculada por padres o abuelos, a que den su apoyo, en estos momentos difíciles, a la entidad con su afiliación a la misma. Estamos seguros que no se arrepentirán de esta apuesta porque, entre todos, poder hacer que el Montepío sea un elemento importante para la reconstrucción que necesariamente vendrá tras la pandemia y para la que necesitaremos sin duda estructuras con experiencia y recorrido, insustituibles hoy en día.

Y si hablamos de territorio, no podemos olvidarnos del Campus de las Comarcas Mineras, para ratificar lo que venimos exigiendo desde siempre: Que se utilice en toda su extensión.

Lo primero que necesita el Campus en Mieres es ilusión, compromiso, esfuerzo y trabajo diario. Desde el SOMA-FITAG-UGT nos ofrecemos como un instrumento de apoyo y colaboración con esta institución en la búsqueda de factores de crecimiento que conviertan el Campus en Mieres en uno de los ejes fundamentales de la vida social y económica del territorio.  Nuestro planteamiento pasa porque la Universidad lidere un Plan Estratégico para el Campus, con proyectos concretos y fechas, y donde también reclamamos la participación de todas las instituciones y organismos comprometidos en su desarrollo, especialmente, el Principado de Asturias.

Un Plan, que debe establecer compromisos en nuevas titulaciones, asentar los Grupos de Investigación existentes e impulsar otros nuevos, sin olvidar otros estudios largamente reclamados por este sindicato, además de las colaboraciones con los institutos universitarios ya asentados en Mieres.

Emplazamos al rector que sea valiente, que rompa con cuellos de botella que más tienen que ver con burocracia y endogamia profesional, que con el interés general.  En ese camino, tendrá toda la colaboración del SOMA-FITAG-UGT, en otro, me atrevo a decir que la oposición de todas las Comarcas, porque llega el momento definitivo de decir alto y claro que el Campus de las Comarcas Mineras también existe.

Voy finalizando.  El pasado 27 de enero, la Federación Socialista Asturiana cumplió 120 años. 120 años buscando un mundo más justo, y como decía nuestro secretario general y presidente Adrián Barbón, sin “olvidar cuáles fueron nuestros orígenes ni nuestros anhelos”

Hace más de 130 años, en agosto de 1888, los trabajadores constituían en España la Unión General de Trabajadores, articulándola en torno al principio de solidaridad, con la finalidad de conquistar aquella sociedad que tanto gustaba describir a Pablo Iglesias de seres humanos libres, iguales, honrados e inteligentes.

Bajo ese mismo principio, con idénticos ideales y con enorme ilusión poco después, en 1910, ponía en marcha nuestro fundador Manuel Llaneza el SOMA, donde siempre hemos tenido en mente nuestros orígenes, y nuestros anhelos.  Siempre hemos venido defendiendo un proyecto político basado en la participación y democracia interna.

El sindicato y el partido, dados sus idearios compartidos, actuando cada uno de ellos en su esfera de acción más propia, conseguirían, gracias a su colaboración, influencia mutua y coordinación de actividades, alcanzar la hegemonía política y sindical, y acercarse así al objetivo final, un modelo de sociedad inspirado en los valores pablistas de libertad, justicia, igualdad, y solidaridad, los principios del socialismo democrático.

Lo decía el año pasado: Compañeras y Compañeros, aprovechemos este acto-homenaje a Manuel Llaneza, como lugar de encuentro con el pasado, de reflexión con el presente y de construcción del futuro, y sobre todo como un combate por la memoria.

No olvidar, mantener siempre vivo el recuerdo de Llaneza, resulta indispensable para impedir que se manipule nuestra historia y se ponga al servicio de intereses ajenos a los de los trabajadores.

Compañeros y compañeras, quiero finalizar agradeciendo el esfuerzo de quienes no habéis venido a este Cementerio en una fecha tan señalada como hoy.  Sé que es muy difícil, pero espero y deseo que el año que viene, estemos todos aquí presentes para continuar diciendo PUXA el SOMA.

 

A continuación puedes ver el acto en el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=I9o6akJQH9A