A continuación puedes leer la entrevista completa publicada en el día de ayer.
«Asturias se descarboniza a marchas forzadas. En apenas dos años, la minería de carbón ha quedado en meramente testimonial -se circunscribe al pozo Nicolasa- y las térmicas de Lada y Soto de la Barca han dicho su adiós definitivo sin que, de momento, se hayan presentado planes alternativos. En este contexto, el secretario general de SOMA-Fitag-UGT, José Luis Alperi (Cuturrasu, Langreo, 1970), tiene claro que la región debe tener prioridad para recibir fondos, un dinero que determinará su futuro industrial.
-Hace cerca de dos años del cierre de los últimos pozos, casi medio de las térmicas de Lada y Tineo y no hay proyectos alternativos. ¿Cómo se llega a esta situación?
-En otras comunidades sí se están anunciando proyectos.
-Realmente, empleo alternativo, con la excepción de Aragón, donde Samca había previsto lo que ocurriría y diversificado su actividad, no hay. El comportamiento es muy similar.
-¿Se está produciendo esa transición justa que prometió el Gobierno?
-El Gobierno lo dijo claro, que esta transición no iba a dejar a nadie atrás. Nosotros con eso nos quedamos. No creo que esté trabajando para no cumplir los acuerdos. Esa es nuestra exigencia.
-En sus alegaciones a la subasta de renovables aseguran que, si no se atienden, ni Hunosa estará a la vanguardia de la transición ecológica, como prometió Sánchez, ni habrá transición justa. Parece que dudan…
-Nuestras alegaciones van en varias líneas. Por un lado, el tamaño que se pretende imponer a algunas renovables puede hacer inviables o no competitivos esos proyectos. En el caso de Hunosa, la palanca para su transformación es la hibridación de la térmica de La Pereda. Las alegaciones pasan por que Hunosa no se quede fuera de ese régimen retributivo, en la línea de lo que dijo el hoy presidente de España, que Hunosa va a estar en esa vanguardia. Se dan todas las condiciones para que sobre ella pivote un biopolo forestal, pero necesitamos un pacto de Estado por la energía que aglutine todas las condiciones y, sobre todo, que dé seguridad jurídica.
-La biomasa tiene detractores como renovable. ¿Es la hermana pobre de las energías verdes?
-La biomasa debe ser una apuesta inequívoca de Asturias y de Hunosa, que tiene más de 3.000 hectáreas y la posibilidad de liderar un biopolo forestal, que contribuiría a tener unos montes más cuidados y a fijar población. Pero debe haber una planificación de cómo queremos generar la energía. Hay una cuestión importante para nosotros como es la termosolar, porque en Asturias hay empresas que fabrican equipos para ella, o el bombeo hidráulico, porque también hay proyectos de interés comunitario que se podrían poner en marcha aquí. No se trata de demonizar ninguna ni de decir qué buena es esta, se trata de poner en un escenario con seguridad jurídica cómo queremos generar energía y empleo.
-¿No ve suficientes los pasos que se están dando?
-Han comenzado procesos de participación pública, pero creemos que se debe dibujar el tablero de juego y poner las reglas antes. Hablo de una planificación energética estatal. Se puede atacar por sectores, pero no puede ser que me centre solo en esas cuestiones y deje de lado al sector industrial que fabrica equipamiento para las renovables. Su penetración quedará coja si los equipos vienen de China. Tenemos que, no solo hablar del tipo retributivo de algunas energías, sino de quién va a fabricar esos equipos.
-¿Qué futuro quiere para Hunosa?
-Se debe hacer una apuesta por una empresa pública energética. Hunosa tiene todas las condiciones. Están terminando las concesiones de las minihidráulicas, que podrían pasar a manos públicas, podríamos tener una herramienta para contener los excesos del mercado, que haya un verdadero mecanismo que marque la política energética como en otros países. Esa sería la apuesta real.
-¿Volverá a ganar empleo?
-No va a volver a cifras de años anteriores, pero sí debe seguir jugando un papel tractor y debe haber una apuesta real por su diversificación, que no está saliendo como debiera.
-Una de las propuestas del SOMA para aprovechar los pozos es convertirlos en un almacén para las vacunas contra la covid. ¿No es una alternativa un tanto oportunista?
-En 2015 empezamos a pensar en el reaprovechamiento del patrimonio industrial minero. De ese proceso salieron propuestas como centros de datos, crear un centro nacional de entrenamiento de rescate, un almacén estratégico sanitario, una escombrera para estudiar especies de biomasa… En Finlandia, hay un búnker de la II Guerra Mundial que sirve de almacén estratégico sanitario, ¿por qué aquí no? La posibilidad de almacenar vacunas sería un apéndice de ese almacén.
-El estatuto de las electrointensivas parece que no favorecerá los intereses de Asturias, tampoco el modelo de subasta de renovables… ¿Se siente decepcionado con el Gobierno?
-No hablaría de decepción. No creo que ningún gobierno quiera perjudicar deliberadamente a una comunidad, pero hay cuestiones para las que no encuentro explicación, una es por qué no se ha puesto en marcha la regasificadora de El Musel, primero hibernando y ahora no sé qué trámites necesita. Tiene difícil explicación y más desde el punto de vista de Asturias.
-Casi todos los problemas apuntan a un mismo ministerio, el de Transición Ecológica…
-Tampoco creo que un ministerio quiera perjudicar a un territorio, pero hay cuestiones que tienen difícil explicación, como la de la regasificadora, o que dependen de voluntad política, como la cobertura social a los trabajadores excedentes.
-Con el apoyo de partidos nacionalistas al Gobierno, ¿puede quedar Asturias relegada?
-Los presupuestos tienen un aumento de inversión en Asturias como hace tiempo que no tenían. Las cifras están ahí, luego podremos discutir los capítulos, pero si se llegan a aprobar, para Asturias van a ser de los mejores en mucho tiempo.
-Tampoco se conocen proyectos para optar a los fondos europeos, ¿vamos tarde?
-Asturias está trabajando para poner encima de la mesa proyectos que puedan absorber fondos de transición, europeos. Estos fondos son el futuro industrial de Asturias. El objetivo de lograr la mayor cantidad posible se consigue con proyectos y el trabajo está bien encaminado.
-¿Por qué no se están anunciando proyectos como en otras comunidades?
-Sería publicitarlos, pero no tendrían más recorrido. Una de las claves para que las cosas puedan salir bien es que se maduren convenientemente, se vean las debilidades y fortalezas antes de lanzar el proyecto. Se está haciendo un buen trabajo para que sean solventes.
-¿Cómo será un SOMA sin carbón?
-Como con carbón, un sindicato cuya prioridad es la defensa de los trabajadores de los sectores representados. La minería del carbón no va a aumentar, pero se abren otras expectativas en otro tipo de minería no energética u otros campos, como el sector químico o el agroalimentario.
-En estos últimos sectores, tiene algo más de tranquilidad…
-El agroalimentario es un sector muy atomizado, por un lado tenemos a las grandes empresas que están llevando mejor esta temporada, y por otro, empresas más pequeñas, con mucho empleo, y muy afectadas algunas de ellas al ser proveedores de la hostelería. El sector químico tiene potencial de crecimiento, con el subsector biosanitario adquiriendo mayor relevancia, por lo que podríamos decir que tienen el futuro algo más claro. Eso sí, hay un problema común, cuando tratamos con multinacionales que tienen la sede fuera de España, hay un problema de interlocución sindical y de conocimiento y gestión en cuanto a los planes de futuro.
-En el sector químico casi todas son multinacionales…
-Más que las químicas, ahora el problema radica en las del sector del automóvil o las renovables. Estamos dispuestos a colaborar por un futuro de estas compañías, pero necesitamos disipar dudas sobre inversiones, plazos y planes de futuro.
-¿Habla de Saint Gobain?
-En Saint Gobain el problema radica en que no somos capaces de conocer su plan industrial y despejar así el futuro más inmediato de la factoría de La Maruca. Pero hablo también de STRE (renovables) donde la falta de interlocución clara lleva a la empresa a concurso de acreedores.
-¿En qué situación está el conflicto de Chocolates La Casa?
-Es una situación muy desagradable de persecución sindical a unos trabajadores que decidieron dar un paso para poner voz colectiva a sus compañeros. Estamos iniciando procesos judiciales y hay algún laudo pendiente. Lo que la empresa esgrimía era que no hacía falta representación sindical porque iba a pagar los retrasos de 2019. Estamos terminando 2020 y aún no se han pagado.»
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